Saludos queridos lectores y lectoras de “Vivir Desconectado”.
No, no soy Alejandro, pero tranquilos, no he tenido que utilizar la fuerza para
tener el permiso de guarrearle su querido Blog… ¡Me han bastado un par de
carantoñas! Pues sí corazones, es un chico muy facilón. Pronto comprenderéis,
si tenéis la paciencia de leerme, que casi siempre trato de ponerle un poco de
cachondeo a todo lo que digo o hago, así que si no es estrictamente necesario
os aconsejo que no me toméis demasiado en serio. Dicho lo cual no significa que
algún día no os vaya a soltar un tochaco con más chicha que el culo de
Paquirrín, pero soy muy consciente de que esa necesidad ya os la colma con
creces el susodicho individuo que he nombrado anteriormente, al cual aprovecho
para decirle que escribir en el espacio personal de un tío tan cojonudo como él
es un honor tan grande o mayor (todavía lo estoy decidiendo) como tomarme un “relaxing
cup of café con leche in Plaza Mayor” con Ana Botella (lo siento tenía que
decirlo).
Y para los que os estéis preguntando qué hace un personaje
como yo en un sitio como este, os diré que homenajear una maravillosa idea que
Alejandro tuvo durante su adolescencia, ¡hace un par de lustros ya!: “Confesiones
desde el cagadero”. ¿El título promete a que sí? El original era un programa
presentado por un tío muy simpático dispuesto a reflexionar sobre la vida en el
momento de la evacuación. Yo le he dado un poco la vuelta, convirtiéndolo en un
programa de radio escrito en el que los radioyentes envían sus “cagaderotestimonios”
para que la estrella del programa, Mr. Letrina, les eche un cable con sus
consejos rimados. ¡Espero que os mole la idea y os saque alguna sonrisilla!
Un abrazo, nos vemos pronto no, ¡YA!
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