martes, 10 de abril de 2012

No encajar


¿Os suena esa sensación? Situación: hay una habitación/sala con gente que no para de hablar o de actuar con sus cosas y tú deberías hacer lo mismo que ellos, lo haces, pero no te sientes bien. Miras a tu alrededor y sientes que todo el mundo está contento con lo que hace o habla, entonces te paras, te callas, y te limitas a escuchar o a pensar en tus cosas. En ese momento miras alrededor de ti. La habitación se hace más pequeña, y tienes la sensación de que quieres salir de ahí como sea, pero no puedes, porque estás obligado a permanecer ahí. Entonces empieza el malestar, la ansiedad, quieres engancharte a la conversación, pero no puedes, porque sientes que no puedes aportar nada que no se haya dicho ya. El resto sigue a lo suyo, sin importarle que tú estés en un rincón sin decir nada, están realizando lo que quieren en ese momento y no van a romper ese climax intentando ayudar a alguien que no quiere participar en su ambiente.
Encajar no debería de ser complicado. No debería ser forzado, así que cuando nos encontremos en una situación similar a la descrita anteriormente, significa que no encajamos en ese sitio, y que quizá deberíamos buscar otro lugar en el que nuestras ideas y nuestros actos se encuentren en su hábitat natural.
¿Debemos por ello rechazar todo lo que no encaje con nosotros? Puede que sea una de las claves de la felicidad, o puede que el hecho de no encajar en un sitio, nos haga valorar más los sitios en los que encajamos. Yo soy más de los que piensan que es una de las claves de la felicidad, debemos encajar socialmente en el día a día de nuestra vida, y dejar para los favores los lugares donde no encajemos: favores a un amigo, pareja, familiares, etc. de manera que no encajando, nos sintamos bien con nosotros mismos.
La búsqueda de la felicidad no ha de ser difícil, y si nos ponemos trabas desde un principio, lo único que haremos será hacerla mucho más complicada.

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