viernes, 20 de abril de 2012

Sociedad...


El tabaco estaba por las nubes, pero nadie se atrevía a dejarlo. Escupían maldiciones acerca del precio del mismo, pero luego acudían en masa al estanco más cercano a comprar su dosis diaria de palitos de cáncer mientras se maldecían a sí mismos pensando que nunca iban a abandonar ese condenado hábito.
Les habían subido los impuestos. Gritaban sin cesar, se quejaban de todo, no estaban de acuerdo con las nuevas reformas que decían los gobernadores. Desde el sofá.
Voy a mandarlo todo a la mierda, decían. Me voy a ir de este trabajo, voy a vivir mi propia aventura, con riesgos, vivir el día a día, da igual que no tenga para comer. Dormiré dónde pueda y haré lo que me dé la gana. Pero cuando termine las vacaciones.
Somos esclavos de la sociedad de consumo, ¿no os dais cuenta? Nos controlan como quieren, estamos bailando al son que marcan las grandes multinacionales, ¡abrid los ojos y abandonad el consumo compulsivo! Publicaba en facebook a través de su iPad.
Vive la vida tío, decía. Paz y amor, decía. Aléjate del mundo material y sumérgete en mi fascinante mundo de locura, decía. Mírame, llevo pelo largo, no me afeito, soy todo lo que la sociedad no acepta. (Por lo bajini) Llevo una camisa que vale más que todo tu armario junto, cambio de smartphone cada 3 meses y mi padre me costea las drogas.
Yo estoy muy comprometido con el medio ambiente, apago las luces que no necesito y procuro reciclar siempre, eso sí, las duchas de treinta minutos no me las quita nadie, ¡total, las pago yo!

Saquen sus propias conclusiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario