lunes, 9 de julio de 2012

Lápiz y papel


Escribir por el simple placer de escribir. ¿Quién no es capaz de entenderlo?
¿Qué gano yo con esto? ¿Qué pretendo con este blog? Hace ya unos meses que me adentré con esta aventura y sigo viendo los mismos resultado que el primer día: casi 0 visitas.
¿Por qué continúo con esto? ¿Acaso es necesario para mi día a día el intentar publicar una nueva actualización con una historia que (casi) nadie va a leer? ¿O lo que quiero es incrementar mi ego en forma de visitas? No lo escondo, me hace ilusión que la gente me visite. De hecho, tengo visitas de muchas partes del mundo, desde España, Alemania, EEUU, latinoamérica, etc. ¿Es por esas visitas por lo que sigo escribiendo? Quizás albergue la esperanza de que algún día mi blog tenga una explosión de visitas y en vez de contar con unas pocas diarias, se puedan contar por miles, la gente interactúe y comparta/critique lo que expongo.
Lo que creo que me pasa (me acabo de dar cuenta mientras lo estaba escribiendo), es que en muchos de los artículos que he escrito, he abierto demasiado mi corazón y no he encontrado respuesta, de ahí que me haga estas preguntas existenciales acerca de los blogs. ¡Qué me gustaría! Me encantaría que expresara una opinión pública y que todo el mundo la comentara, poder interactuar con todos y abrir sanos debates donde todos aprendiésemos algo nuevo cada día. Pero esto es una lotería, solo uno de cada mil blogueros llegan a tener ese volumen de interacción, y yo, pues bien, me tendré que conformar a que alguien, muy de vez en cuando le dé a los botones de "me gusta", "flipante"... que aquí arriba se hallan. Cuestión de azar...

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