lunes, 16 de julio de 2012

Otro trocito de odio


Miro para arriba, pero no veo mis estrellas. Confundido, miro a mi alrededor, en busca de una cara conocida, pero todo lo que veo son caras extrañas, que me miran mal, como si hubiera hecho algo. Incluso las caras que yo tomaba por conocidas, ahora me resultan irreconocibles. Actúan de un modo raro, somo si no fueran ellas. Al igual que el resto de personas que ahora me acechan. Este es un lugar extraño, no puedo relajarme en ningún momento. No puedo respirar, porque hay un extraño humo que no alcanzo a adivinar qué es. Todo es un ir y venir de gente con prisa por llegar a ningún sitio, es un ir y venir de dinero de mano en mano a cambio de líquidos deshinibidores del mundo exterior. ¿En qué piensa el mundo? Intento escuchar lo que el mundo escucha y me entristece, pues lo que ellos escuchan no llega al corazón, ni siquiera llega al más infame de los sentidos y sentimientos. Es todo vacío, todo es un sinsentido. Pero parece que la gente es feliz, o al menos eso dicen sus caretas, impuestas por un sistema en el cual ese es el modelo de diversión y entretenimiento. Un modelo sin honor, sin orgullo, falso y sin sentimiento.
¿Es esto en lo que ha derivado tantos años de evolución? ¿Dónde está la salida de emergencia?

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