lunes, 24 de septiembre de 2012

Punto de luz

Él perseguía una luz durante todo el camino que se veía cada vez más oscura. No sabía porqué tenía que perseguirla, pero él lo hacía. El poder de aquella luz era demasiado atrayente y lo arrastró durante muchos años, pero la luz cada vez era más pequeña y no podía hacer nada para remediarlo.
Un día se cansó y mandó a tomar por el culo a la luz que tanto había buscado y se paró en seco. Decidió echar un vistazo a su alrededor y vio una imagen desoladora: el resto de seres humanos estaban absortos persiguiendo luces imaginarias sin ningún sentido. Se sintió más solo que nunca, pues cayó en la cuenta que el sentido de su vida era perseguir una luz que no existía.
Entonces empezó a cuéstionárselo todo: ¿por qué andaba tras esa luz? ¿Cuáles fueron los motivos que le llevaron a perseguir esa luz y no otra? ¿Estaría a tiempo de perseguir otra luz que le motivara más? Y lo más importante, ¿podría vivir sin perseguir ninguna luz?
Pronto se dio cuenta que no podía vivir sin una luz, pues el sistema en el que se encontraba, era necesario perseguir al menos una luz para no quedarse sumido en la temida oscuridad.
La tristeza se apoderó de él cuando se dispuso a buscar luces, pero estaban todas ocupadas, e incluso se encontró a mucha gente sin luz. Cada vez más, y más gente.
De pronto, apareció la luz que había abandonado y pensó: mientras que persigo a esta luz, seguro que se me aparece la luz que yo quiero. La que me haga vivir, la que me haga sentirme realizado. Pero nunca llegó, y murió persiguiendo una luz que con el paso de los años se convirtió en un destello tan pequeño como la punta de un alfiler.

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