miércoles, 27 de febrero de 2013

(Te escribo un relato) El espíritu del bosque encantado

La lectora Sandra, escribe lo siguiente:
¡Hola!
Echo de menos tus entradas, así que para motivarte a que escribas voy a participar en "Te escribo un relato".
Las palabras son:
bosque, fragilidad, obligación, brisa y buscar
Lugar: Escocia
Espero que te animes a seguir escribiendo porque lo haces muy bien. Y no tengas miedo por si no te superas porque no intentándolo es como no te vas a superar nunca.
Un besoo!! : )
Muchas gracias por tus palabras. Espero que te guste lo que he escrito. De nuevo muchas gracias, esta vez por participar y aquí viene el resultado!!


Se cansó de buscar su destino y decidió que era momento de que cambiaran las tornas. Fue al banco y extrajo el dinero que tenía en su cuenta corriente sin ningún tipo de escrúpulos. Detrás dejaba una entidad bancaria que lo miraba con ojos de cordero degollado.
Se sentía en la obligación de hacer un cambio en su vida, así que cogió su bola del mundo y la giró. "Donde ponga el dedo, ahí iré". Alzó su dedo y con los ojos cerrados detuvo el globo terráqueo. "Escocia. ¡Pues a Escocia nos iremos!". Tuvo suerte de no pararlo en el mar.
Una mochila con cuatro trapos de abrigo, su raida guitarra y la ilusión de un chaval fueron los que subieron al avión con destino a los bosques encantados de Escocia. No supo la forma en la que llegó a aquel paisaje sacado de un cuento de los hermanos Grimm, pero se sentía embriagado por la brisa nocturna y lo poético que resultaba el ambiente en aquella tarde de mayo.
Por primera vez en su vida, se sintió seguro de sí mismo. Seguro, pero con una fragilidad que rozaba el absurdo. Todo había cambiado. La civilización quedaba lejos, muy lejos y moriría ante cualquier situación de peligro. Pero se sentía feliz, seguro, intranquilo y frágil. Sentimientos contradictorios que todavía faltaban por regularizarse.
El primer mes fue duro, sobre todo a la hora de buscar comida, y el invierno que acompañó varios meses después no facilitó mucho la vivencia en aquel lugar. Pero las condiciones adversas no contaban con una cosa: él era feliz, y se sentía vivo.
La guitarra pronto se quedó sin cuerdas y el hambre ya se había convertido en algo habitual. Tanto, que se sentía raro cuando quedaba saciado de comida alguna vez cada quién sabe cuánto tiempo.
Una noche de invierno, cuando ya llevaba allí el suficiente tiempo como para haber perdido la cuenta de los años, su cuerpo no pudo resistirlo más, y pereció como perece todo lo vivo en este universo. Su último pensamiento fue de lástima y de alegría. Lástima por el resto del mundo, que seguía viviendo sus vidas preguntándose el porqué de su existencia, y alegría egoísta, porque él había comprendido el significado de vivir. Lo había comprendido, experimentado y exprimido. Y le había gustado.
Ahora los lugareños cuentan que un espíritu libre vaga por los bosques encantados de Escocia, instando a los viandantes a adentrarse tan profundo del bosque que ya no puedan salir, y por fin, ser felices.


2 comentarios:

  1. ¡No he podido esperar a que lo publiques en Twitter! :D
    Me ha gustado mucho. Es un historia muy bonita. ¡Me han entrado ganas de ir a visitar los bosques encantados! Y la canción sabes que me encanta.
    Muchas gracias :)

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