miércoles, 2 de octubre de 2013

CONFESIONES DESDE EL CAGADERO

Cuarto programa de CDEC (la radio escrita)



¡Yo le pongo salsón, a mi programa le pongo salsón! ¡Qué pasa cagaderofamilia, bien avenidos y bienvenidos a esta nueva emisión! ‘Confesiones desde el cagadero’ reanuda su cuarta misión con exclusiva sumisión a la libertad de expresión, todo preparado, luces, cámara y acción, ¡tomen asiento y colóquense el cinturón porque ya despega nuestro avión! ¡Qué subidón!

Sabéis que os habla Mr. Letrina, especialista en preñar palabras para que conciban nuevas rimas, capullo revoltoso que os recomienda que veáis al Arguiñano si os mola la cocina, o que piropeéis a la vecina de forma genuina si os la pone fina, ¡pero ay amigos!, tarde o temprano vuestro culo tocará la bocina y los cagaderoyentes, desde su casa o en la oficina, ¡estarán ansiosos por escuchar vuestras mierdas y pamplinas para evadirse un instante de sus rutinas asesinas! Por lo que igual que exorcizáis monstruos color chapapote dejad que vuestras movidas salgan a flote, ya que este presentador tan bravote con gusto os echará un capote, os dará un azote ¡o todo en el mismo lote dependiendo de cómo vuestra azotea pilote!

Antes de escuchar el cagaderotestimonio tengo que felicitar a Antonio, el único compañero que ha sabido apaciguar mi demonio y que, de seguir así, ¡será parte de nuestro cagaderopatrimonio! ¡Adelante compadre y que esto se vaya de madre!

(Antonio, el sonrojado y más suelto técnico de sonido: “¡Oh yeah Mr. Letrina! ¡A tus pies desde la cabina! ¡Y… dentro el cagaderotestimonio patrocinado por helados la Elefanta!”.)


Reguleros días Mr. Letrina. Mi nombre es Federico, tengo 22 años y llamo desde Puntica de la Tostada. Violeta ha sido mi novia durante 3 intensas semanas, pero hemos roto. Sinceramente jamás creí que lo nuestro terminaría tan así, no sé… ¡íbamos tan bien! Nos conocimos por casualidad y fue un flechazo instantáneo. Estaba en el cine viendo “Caracoles asesinos VII” cuando de repente me cayó en la cabeza un cubo de palomitas mientras comentaba una escena con los amigos. Al girarme ella gritó: “¡cállate subnormal, quiero oír la película!” Fue tan romántico... A la salida quise disculparme por las molestias pero sin dejarme decir nada me esquivó y se largó pitando. Intentó ahorrarme el mal trago, ¡ha sido siempre tan atenta!

Desde entonces empezamos a salir. Me informé de sus datos para seguirla en Twitter y agregarla al Facebook y al Tuenti, pero no pudo aceptar mis peticiones de amistad porque andaba muy liada con sus tweets. Ponía unos cincuenta al día insultando a algún capullo que la mareaba… ¡Pobrecita! Yo los retwitteaba todos para mostrarle mi apoyo incondicional.

Hace dos semanas cerró todas sus cuentas y se cambió de ciudad sin avisarme. Ya no he vuelto a saber de ella… En el fondo me lo merecía, la notaba jodida porque los últimos días estuve bastante a mi aire. Tuve que cuidar de mi hermano pequeño y no pude visitarla por las noches para tirarle piedrecitas a su ventana, como solía hacer desde que nos conocimos. Para recompensarla tuve un detallazo con ella, subí al YouTube un vídeo que le grabé a escondidas mientras bailaba en su cuarto en camisón, con una dedicatoria muy especial: “¡¡¡Nunca te abandonaré!!!” Pero no me perdonó, el daño ya estaba hecho...

Ahora estoy algo depre pero poco a poco lo voy superando. Además la chica nueva de la clase se habrá enterado de que estoy soltero porque ya me ha tirado los trastos: “Aparta tus manazas de mi mesa”, me ha dicho esta mañana cuando he ido a saludarla. ¿Qué removidas están las tías de hoy en día verdad?

Btrrgbrbgrbhbsshhhhhhhhhhhhhhhhhh (sonido del cagadero).


¡Ohhh mi gato! ¡La historia de Federico es pa’ mear y no echar gota! Y aunque está como una chota y tengo unas ganas locas de componerle una chirigota, llegados a este extremo he de ponerme serio, aunque me dé pereza, para explicarle a nuestro prota su problemilla con franqueza. Querido Federico, obviamente padeces lo que podemos denominar síndrome de dislexia emocional: tu cerebro tergiversa las actitudes adversas de un modo demasiado particular. Bien es sabido que, en ocasiones, las mujeres niegan cuando realmente desean afirmar y viceversa, en efecto tío, la psicología femenina puede llegar a ser muy perversa. Sin embargo todas no son tan rebuscadas como Escarlata O’hara, y si te ignoran o insultan significa que pasan de tu cara.

Permíteme Mr. Frederick dudar que lo hayas entendido de primera mano, te lo repetiré de nuevo en cristiano para que mi esfuerzo no quede en vano: ¡De la forma en que agobias ni has tenido ni tendrás novia, únicamente causabas claustrofobia a Violeta, que hizo la maleta porque sentía fobia de tu jodida chaveta! ¿Entendido pandereta? ¡O cambias o serás siempre como una grasienta chuleta y todas ellas perpetuamente querrán estar a dieta!

¿Habéis oído eso? ¡Es la autoestima de Federico chocando contra el suelo! ¡Por favor que alguien le lleve un pañuelo! Sinceramente siento haber sido tan duro, pero la realidad puede ser como hostiarse contra un muro. Pues sí estimados cagaderoyentes, hoy hemos aprendido dos vitales lecciones: La primera que es necesario decir las cosas sin paños calientes en muchas ocasiones para no dar lugar a libres interpretaciones, y la segunda es que no hay que fiarse jamás de los chicos que se llaman Federico… ¡Que no Federicos del mundo! ¡Que era broma! ¡Sólo intentaba darle vidilla a la historia porque la gente se me aploma! ¡Y sintiéndolo mucho el final del cuarto programa ya asoma! ¡Mr. Letrina se despide por hoy en ‘Confesiones desde el cagadero’! ¡Buena suerte coleguillas y partidlo en dos si no cuela entero! ¡Yeah!

(Quinto programa: http://vivirdesconectado.blogspot.com.es/2013/10/confesiones-desde-el-cagadero_9.html)

No hay comentarios:

Publicar un comentario