lunes, 12 de marzo de 2012

Correr bajo un manto de estrellas

Hoy he experimentado una de las sensaciones más increíbles de mi vida.
Salí de casas como un día cualquiera, dispuesto a realizar una rutinaria carrera continua para segregar mi dosis diaria de endorfinas, cuando me percaté que era noche cerrada y vagaba por lugares oscuros y lúgubres. Lejos de asustarme, decidí entre tanto fragor mental echar un vistazo al manto negro que me envolvía. En ese momento entendí la locura de algunos poetas que se enamoraron de la luna, entendí que nuestro sino, como ser humano no es estar atado a un trabajo sin futuro, ni estar atado a la televisión, ni a internet. El lugar que le pertenece al ser humano es el de disfrutar de las pequeñas cosas, disfrutar de las estrellas, disfrutar de la luna. Dejar que los pequeños puntos que alumbran el cielo te transmitan la energía necesaria para seguir adelante, cerrar los ojos y que sea el sonido del silencio nocturno el que guíe tus pasos. Hoy he galopado encima de la luna y de las estrellas, y he sentido emociones que hacía tiempo que tenía olvidadas.
Nunca más volveré a estar solo.

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