
Sentir odio, bajo mi punto de vista, no es malo. Algunas veces te hacen sentir vivo por aquello de romper la rutina y por la eterna relación amor/odio con aquello con lo que no estamos de acuerdo. Pienso que esto viene porque al ser humano le gusta discutir con alguien, o más que discutir, intentar demostrar que sus creencias/aficiones/opiniones son mejor que las de los demás. Estas discusiones pueden ser tan gratificantes como peligrosas, me explico: si eres capaz de entender que no existe una verdad absoluta ni el bien absoluto, podrás discutir con quien te venga en gana que lo único que vas a sacar en claro será una grata conversación o quizás, una nueva hornada de conocimientos. Si por el contrario, te crees poseedor de la verdad y piensas que tu palabra es la ley, lo más seguro es que acabes con una discusión hostil de la que nunca podrás sacar nada en claro.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el odio? Pues en que creo que, como he dicho antes, cuando no tienes (o no quieres) tiempo para reflexionar, y poder ordenar tus ideas en la cabeza, cualquier detalle puede hacer causar odio, ya sea una pequeña discusión en la que no vas a ceder ni una pizca, o simplemente un grupo de chavales que están armando un poco de jaleo y crees que te están molestando.
Pues bien, creo que necesito el fin de semana más que nunca, porque estoy empezando a sentir algo de odio por todo el mundo que se siente mejor que yo. No puedo consentirle a mi cerebro que piense tal cosa.
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