lunes, 14 de mayo de 2012

Papel aguado


Estaba escribiendo unas hermosas letras que suponía que iban a triunfar en el mundo literario. Justo cuando acababa, volcó por accidente su vaso que contenía agua encima del papel, dejándolo todo empapado. Por suerte, consiguió secar los folios, aunque quedaron en un estado deplorable. Quería pasar a limpio esas hermosas palabras que habían quedado mojadas, pero no tenía dinero para comprar más papel, y mucho menos para comprar un ordenador, así que tenía que conservar esas letras en el papel que las contenía.
Pensó en presentar sus escritos a algún editor, que con un poco de suerte, publicara su arte y poder conseguir dinero para poder seguir escribiendo, y comiendo, pero todos rechazaban sus escritos sin siquiera leerlos, pues las hojas que lo contenían estaban mojadas y casi rotas. Ningún editor tuvo la decencia de leer esas palabras que, con toda seguridad, si las hubieran leído, habrían pasado a primera plana de todas las ediciones literarias, pues eran en realidad, unas hermosas palabras.
Nuestro pobre amigo, murió una noche de invierno debajo de un cartón mientras se calentaba las manos quemando las hojas que contenían sus escritos, pensando para sí mismo que si nadie le daba la oportunidad de ser escuchado, moriría todo con él.

Las apariencias no son todo en esta vida. Si miramos solamente el papel, nos estaremos perdiendo las palabras que contiene.

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