jueves, 11 de octubre de 2012

Tozudo, testarudo, cabrón

No hay más ciego que aquel que no quiere ver, ni más sordo que aquel que no quiere oír. Ser testarudo es una pérdida de tiempo, y es algo de aquello que te arrepientes una vez ha pasado el tiempo.
Miras hacia atrás y dices: "lo que me perdí por ser un testarudo y un cerrado de mente y de mollera". En algunos casos, suele ser confundido con orgullo, pero nada más lejos de la realidad. Es tozudez.
El tozudo es aquel que no acepta opiniones de los demás, él mismo sabe que lo que piensa es lo correcto, y nadie va a hacerle cambiar de opinión, porque realmente "sabe lo que habla". Y una mierda para él y para todos los tozudos.
Para cada opinión hay miles de interpretaciones, y todas correctas dependiendo los ojos con las que se mire. No existe una verdad universal (fuera de las matemáticas), que no pueda ni deba ser discutida.
En ningún momento he dicho que debamos respetar todas las opiniones, nunca he sido partidario de semejante patraña. Las opiniones están para NO ser respetadas y discutidas al máximo. Pero siempre desde la razón, el temple y el saber abrir la mente. Si una de las opiniones discutidas es capaz de convencerte, solo debes rendirte a la evidencia y reconocer tu error, si no, serás tratado por mí y por mis semejantes como el tozudo que eres.

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